Autoescuelas y profesores, estimados compañeros…

Estimado compañero, no se esfuerce en buscar algún rincón en cualquier medio de comunicación que hable de otra cosa que no sea el bicho que nos tiene confinados en nuestras casas. Es prácticamente el asunto único, el único tema de conversación y, también, de especulación. No se bloquee: sencillamente siga los consejos más razonables y no crea en planteamientos apocalípticos.

Nos espera un tiempo en el que dispondremos de la oportunidad de conocer nuestra casa centímetro a centímetro, al igual que hicimos con nuestros vehículos de trabajo. Revisaremos los libros no leídos, sacaremos viejos vinilos y películas, veremos todas las series pendientes en el televisor y empezaremos a añorar las horas incansables dentro del turismo. Habrá que salir poco, y si lo hacemos, será dejando aparcadas las efusividades: besos y abrazos pasarán a ser una cierta excentricidad que se acabará viendo como un acto de manifiesta irresponsabilidad. La situación será muy parecida a la que teníamos antes, cuando desde el cuadro en movimiento del que aprendía y el que enseñaba, los profesores saludaban a los compañeros que encontraban en las calles.

Los especialistas señalan insistentemente que, de darse el contagio, simplemente deberá guardar reposo, hidratarse y medicarse contra los síntomas más elementales, como la fiebre y la tos. Sin embargo, el miedo a lo desconocido hace que muchos crean que nos enfrentamos a una suerte de Apocalipsis. ¿No es así?, las estructuras macro y microeconómicas ya están en ese Fin del Mundo, y no digamos los empresarios y trabajadores del sector de la Formación de Conductores. Para no colapsar centros médicos, hemos de comportarnos de una manera elementalmente responsable que permita controlar la expansión, ¿pero alguien está mirando por las PYMES?

Las medidas versan sobre un tiempo de contención mediante el cual se pueda frenar la curva de crecimiento al objeto de no saturar hospitales y demás. Un 20%, o menos, de los contagiados precisarán de atención en centros de salud para paliar posibles insuficiencias respiratorias, pero el 80% restante deberán saborear el paracetamol en el sofá de casa. Sin embargo, más del 75% de las autoescuelas son de un único efectivo que cumple con todas las actividades, que sin ingresos ve perdida su ilusión y la posibilidad de crecer, Todos los activos formadores y administrativos ven con resignación cómo otra CRISIS vuelve a poner en peligro sus trabajos, e incluso acabar con ellos.

Ustedes se preguntan: ¿Los de arriba cuando aprenderán?

Siempre que se pueda, habría que no dramatizar en exceso la situación y sí mostrar un civismo ciudadano acorde a nuestro deber, el deber de no perjudicar. Lamentablemente hay que parar el país y eso pasa por que se pare usted. Hágase a la idea de que va a llover toda la Semana Santa y no podrá salir ninguna cofradía a la calle, como se han hecho a la idea los falleros dejando las cosas para julio. Hágase a la idea de que está de vacaciones con sus familiares, esos que nunca ve por cumplir con interminables jornadas de trabajo por el bien de sus alumnos, por el bien de sus empresas. Confíe en el trabajo de los científicos en la esperanza de que el conocimiento humano investigue de forma rápida y encuentre la solución mejor.

Por desgracia esta crisis ha llegado de manera brusca a nuestra puerta, y ha caído como un jarro de agua fría sobre nuestra cotidianidad. Tiempo habrá de revisar el trabajo de las autoridades, si se ha actuado con previsión y tiempo o no, pero ahora es momento de la responsabilidad colectiva. No haga caso de los whatsapps tremebundos, tome toda aquella información veraz que corre por las redes sociales para mantener y, en un futuro, reactivar la funcionalidad de su Centro de Formación. Confíe en el tiempo que nos queda por delante.

Siguen en las mismas. Les gusta su actividad porque la gran mayoría idolatra su formación y su puesto de trabajo, queriendo y animando a que esos conductores nuevos o no, sean responsables en sus desplazamientos, invitando “al buen hacer” a quienes se cruzan fortuitamente, y agradeciendo las muestras de cariño de los alumnos en momentos tan malos que desesperan a ustedes, “gentes de bien”.

Sé que les es difícil pensar de esta manera cuando el peor de los futuros se cierne sobre nuestros puestos de “vida”. Si, VIDA, eso es lo que debe importarnos ahora mismo, la vida de los nuestros, de nuestras amistades, de nuestros iguales, no ponerla en peligro, para que de esa manera consigamos, propiciemos, un futuro.

Antonio S. Sardá.

Director de Formación Vial.

Miembro Junta Directiva ISEVI

Publicado el 05/25/2021
Escrito por Antonio Sánchez Sarda

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